Apenas conocido, el informe del IDIF fue gravemente atacado y el forense
responsable amenazado con un proceso penal. La verdad, no fue una sorpresa para
nosotros ya que sabemos desde hace tanto tiempo de que tipo de maldades es
capaz la acusación en este proceso.
Salió el reemplazante de aquella abogada, la que dejó el caso después de
tanto llorar por la pequeña víctima, demostrando su incapacidad de entender
unas simples páginas de un informe de ADN. Por eso, pero no solamente para este
don nadie, retomamos todo el informe, del cual solamente fueron publicadas una
página con la descripción de algunas evidencias y las dos páginas con las
conclusiones. El informe completo consta de 29 páginas y refleja el trabajo
completo que hizo el IDIF con dos tipos de evidencias. Primero lo que se
colectó en la necropsia de la niña Patricia Flores, el 27 de agosto pasado, y
segundo, todo el contenido de la caja de evidencias.
En esta caja se encuentran evidencias de diferente tipo. Primero las
que fueron recolectadas en la escena del crimen; segundo muestras biológicas de
aquel entonces, varias de estas guardadas en hisopos (estos bastoncitos cuya
punta es de algodón) y tercero pertenencias de las personas que fueron
consideradas sospechosas en aquel entonces. Hay ropa, apareció – que deliciosa
sorpresa – aquella pequeña radio de la cual hablamos en un anterior artículo (http://justicia-en-bolivia.blogspot.com/2012/03/el-csi-la-prueba-de-adn-y-el-caso-de.html)
y el IDIF analizó todo esto, paso a paso.
Primero examinó todo para excluir las muestras que no tenían nada para
analizar – en su lenguaje “no se observa manchas de interés forense”. Y,
primera confirmación, los 4 cinturones incautados a Odón están todos en esta
categoría. Ninguno es el arma del crimen. Entonces, queda confirmado lo que
encontró la Policía Técnica Científica en 1999, excluyendo los cinturones por
que no se encontró restos de tejido. Sin embargo, Odón sigue siendo acusado hoy
en día por un cinturón de color beige y café (evidencia E13 para el IDIF) donde
se encontró algunas fibras de color rojo y azul y de las cuales se dijo que
existiera "similitud de color" de las fibras azules con las de la
chompa de la víctima. Acuérdense, esta abogada mentirosa salió a los medios de
comunicación, diciendo que se encontraron “fibras de la chompa de Patricia en
el cinturón de Odón”. (Artículo de La Razón “Reactivan caso Flores y piden
detener a Odón Mendoza” del 14 de marzo de 2012).
En la misma categoría se encuentran otras cosas de Odón, nuestra pequeña
radio, sus pilas (bien guardadas y descargadas…), diferentes cuadernos,
libretas y sellos de su trabajo de regente, sus gafas con su estuche, una
chompa y una corbata.
En un segundo paso, el IDIF buscó extraer ADN de las evidencias donde
encontró manchas. Ahí encontramos 4 camisas de Odón, 1 pantalón, 3 sacones y 2
calzoncillos. Los resultados del IDIF son irrefutables: en todas estas
evidencias hay solamente ADN masculino, de Odón, por supuesto. En el pantalón y
una camisa encontraron una pequeña cantidad de ADN masculino desconocido, cosa
normal diríamos, puesto que es ropa de segunda mano. Sin embargo, no hay nada,
estrictamente nada de la niña Patricia en toda esta ropa. Una vez más,
acuérdense de la abogada mentirosa, diciendo (seguramente para justificar otra
mentira con la cual logró encerrar a Odón, que no tuviera domicilio fijo y
estable) que se había encontrado sangre de la víctima en el pantalón.
Con esto queda clarísimo que Odón no tiene nada que ver con el crimen –
ahora veremos como el IDIF llegó a la conclusión de que José Luis Flores, sí, tiene
mucho que ver con lo que pasó con Patricia Flores hace 13 años. En la chompa de
color azul de la niña, en su guardapolvo, en una polera de color blanco con unas
florecitas, en su panty, encontraron una mezcla de ADN de ella y de José Luis
Flores. Además, analizando las muestras de su cuerpo, queda establecido que
José Luis Flores la había violado puesto que su ADN está en su humanidad de
ella, como lo dice el Dr. Wilding Panique.
Al analizar todo lo relacionado a la caja de evidencias, examinamos una vez
más el expediente y tuvimos una gran sorpresa. Hay listas con todo lo analizado en 1999 en varios lugares del expediente pero no encontramos mucho
sobre cómo llegaron estas cosas a la caja. No se trata solamente de las
pertenencias de Odón, también hay ropa y ropa interior de otros sospechosos de
aquel entonces (uno de ellos sigue siendo lastimado con tomas de sangre, saliva
y vello púbico hasta el día de hoy). Y, no hay ningún documento legal,
justificando como estas cosas llegaron a la Policía Técnica Científica. Odón se
acuerda que el día sábado 4 de septiembre, es decir dos días después de su
detención policial, un día después de haber sido golpeado con mucha violencia,
lo llevaron al laboratorio 16 de Julio para una toma de muestras biológicas y,
al salir, los policías dieron una vuelta al hogar donde había vivido. Ahí
tomaron fotografías y se llevaron lo que les parecía interesante para el caso.
Pero, no hay ninguna orden judicial de requisa o de allanamiento, los policías
actuaron, avalados por el fiscal “de hierro” Rodolfo Gutiérrez, sin respetar
los derechos mínimos de un sospechoso. Lo único que pudimos encontrar sobre
este actuar es un “informe circunstancial de inspección técnica ocular” hecho
por un policía.
Lo que sospechamos hoy en día es que aquí encontramos una primera prueba
de las manipulaciones que hicieron policías y el fiscal de hierro para poder
presentar a Odón Mendoza como autor del crimen. Cuando puede, Odón consulta el
expediente en sus primeros cuerpos, pero creemos que los administrativos del
Juzgado se dieron cuenta y están maniobrando para que no lo pueda hacer más.
Apagan la luz, por ejemplo cuando Odón está leyendo… Cuantas personas estarían
implicadas en este encubrimiento, no lo sabemos, pero lo que queda claro es que
se hace de todo para poder acallar a este hombre que nunca dejó de clamar su
inocencia y que es un ejemplo vivo de la corrupción en la Justicia boliviana.
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