sábado, 4 de abril de 2015

Tantas mentiras




El caso Patricia Flores es uno de los ejemplos de cómo se cometen las grandes injusticias: por policías flojos, fiscales corruptos, abogados malvados y ONGs con plata - inmediatamente después de encontrar a la pequeña víctima, empezaron las actuaciones de varias personas, con un solo fin: distorsionar la verdad. Aquí vamos a presentar algunos ejemplos – seguimos investigando y vendrá el día en que presentamos los resultados de la búsqueda completa.

Mentira n° 1: La niña Patricia hubiera desaparecida dentro de su escuela.

La madre declaró en 1999, que la había dejado detrás de las rejas y hay niños que, poco tiempo después, la vieron en la calle, yendo para comprar chicle “basuka”. El propio padre de la niña, investigando su paradero en la tarde del 27 agosto de 1999, aportó varios elementos valiosos. Pudo comprobar que la niña entró en una tienda y “le compró pipocas y se quedó caminando por el lugar hasta las 09:30 aproximadamente.” En otras palabras, ella fue vista afuera cuando ya no pudo ingresar a la escuela debido a que la puerta y las rejas estaban cerradas.






Mentira n° 2: La niña Patricia hubiera fallecido el mismo día en que desapareció.

La autopsia, que se llevó a cabo el miércoles 1 de septiembre, unas 18 horas después de encontrarla muerta, determinó que la data de la muerte era de aproximadamente 72 horas, es decir 3 días antes. Con un cálculo retrospectivo, como lo dice uno de los médicos forenses en una audiencia ratificatoria, llegamos al domingo 29. Todos los informes de esta autopsia fueron revisados en los últimos dos años y confirmados – es imposible que la niña haya fallecido el viernes 27 de agosto.

Mentira n° 3: La niña Patricia hubiera sido contaminada con una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Las bacterias y los virus de ETS son: Neisseria gonorrhoeae (responsable de la gonorrea); Treponema pallidum (responsable de la sífilis); VPH (Virus del papiloma humano); VIH (Virus de la inmunodeficiencia humana); Chlamydia trachomatis; Candida albicans; Mycoplasma genitalium; Ureaplasma.

En el cadáver de la niña fueron encontrado: Salmonella Spp; Escherichia Coli; Bacilos Subtilis y Estafilococo albus.
No tenía ninguna ETS, la niña Patricia Flores. Sin embargo, en la muestra de su vagina que fue tomada en la autopsia, se encontró el ADN de José Luis Flores.











Mentira n° 4: Se hubiera encontrado en el baño de varones, colindante al depósito, una huella de los zapatos de Odón. 

Los policías, desesperados porque no lograron con sus golpes que Odón admitiera algo que no había cometido, se apropiaron de sus zapatos y plantaron dicha huella. Lo descubrimos porque no lo hicieron bien – la huella (descrita a fs. 329 como “huella plantar estampada en el azulejo del mingitorio de varones) apareció no en la pared común entre el depósito y el baño, sino en la otra pared, la que da a la cancha…








Mentira n° 5: El diámetro del surco equimótico (es decir el hematoma) en el cuello de la niña Patricia correspondería a uno de los cinturones de Odón Mendoza.

El único lugar en el expediente, donde se indica algo respecto a este hematoma es el informe de autopsia, que indica que el área de equimosis tiene una dimensión aproximada de 10x8 cm. ¿Quién de ustedes tiene un cinturón midiendo 8 por 10 centímetros? Odón, seguro que no.











Mentira n° 6: En la mañana del 27 de agosto de 1999, Odón hubiera secuestrado a la niña Patricia en el momento de entrar a la escuela para luego, cuando todos estaban en sus clases, victimarla.

Aquella mañana, Odón se había encontrado con el profesor de música, comiendo una hamburguesa a media cuadra de la escuela y éste lo había invitado a compartirla. Luego entraron juntos a la escuela y llegaron juntos al Secretariado, donde Odón empezó su labor. Entonces, él siempre estuvo junto a al menos una persona hasta la formación a la cual la niña no asistió como testifican todos. Porque, ella, mucho antes, había salido a caminar fuera de la escuela y, como ya lo escribimos, fue vista por varios niños de su escuela y también algunos adultos.

Mentira n° 7: Los resultados de ADN del FBI no valdrían porque sus informes hubieran sido alterados y/o el FBI hubiera declarado que no pudo llegar a resultados.
En el cuerpo 14 del expediente se encuentra el informe final de dos páginas y media, escrito por el responsable de la investigación, certificado por el cónsul de Estados Unidos y legalizado por nuestra Cancillería. Eso prueba la autenticidad de este documento y con esto, los resultados de la investigación del FBI gozan de plena legalidad en nuestro país.
Aún más, el FBI estuvo dispuesto a presentar su trabajo en el proceso y estuvo esperando durante más de 2 años, a partir de mayo de 2012, la orden judicial correspondiente. Esta nunca llegó, por la férrea oposición de la parte civil. ¿Qué cosa estaba temiendo por oponerse a que toda la sociedad pueda ver cómo se llegó a la conclusión de que José Luis Flores es el presunto autor?

Seguro, un día, el caso Patricia Flores será estudiado como ejemplo de cómo los operados de justicia manipulan para que se condene a la persona que la familia de la víctima escogió. Nos da pena para la niña que merecería ser recordada de mejor forma.




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