sábado, 23 de agosto de 2014

Carta abierta al compañero Evo Morales



Compañero Evo,

Probablemente no me viste, hace 16 años en Ginebra, cuando estuviste reunido con otros y otras líderes de movimientos sociales del mundo. Yo, con tantas otras personas del colorido tejido de la izquierda ginebrina, estuve ocupada en hacer posible que ustedes puedan charlar, comer y dormir. 

En aquellos años, Bolivia vino a buscarme en Ginebra – como aquella noche en el aeropuerto, cuando vi llegar a una tarijeña con una hermosa flor en su cabello – horas más tarde, después de haber tratado, en vano, de encontrar a las personas que la habían invitada sin preocuparse de cómo iba a hacer en una ciudad desconocida, Julia Ramos estuvo durmiendo en mi pequeño departamento, compartiendo el sofá con Justa Cabrera.

Cuando llegué a conocer tu hermoso país, me di cuenta que la mejor forma de estar cerca a su gente es trabajando y me propusieron hacerlo en las cárceles. En aquellos años estuvieron allá algunos presos políticos y muchos, muchos pobres – enterándome de cómo fueron tratados por personas como tu actual candidata a diputad@s, Betty Yañíquez, traté de ver cómo ayudarlos y – y esto es cierto, compañero Evo, las cosas vienen por añadidura – me encontré con Odón Mendoza. 

Odón también es un compañero, no te puedo decir más porque él no quiere romper el compromiso que asumió hace muchos años. Así fue que decidimos hacer de su caso un caso emblemático de lucha contra la injusticia, desde adentro – exigiendo a los operadores de justicia de simplemente cumplir con las leyes. No te puedes imaginar a qué punto me gustó ver en la nueva Constitución Política del Estado estos artículos que protegen los derechos de las personas que caen en las garras de la justicia. Claro, a veces lo merecen pero a veces (y hasta hoy demasiadas veces) sólo porque no tienen como protegerse de los buitres que rodean la Justicia.

No voy a retomar las peripecias del caso, en el 2009 logramos por fin, después de tener que presentar dos veces un recurso de casación que nos costó semanas de trabajo, que la Corte Suprema reconozca los errores (¿involuntarios?) de los diferentes jueces e…interviniste tú…

Por Dios, compañero Evo, o santo Marx si prefieres ¿cómo no pudiste ver que este es el caso típico de tráfico de influencias? Cambio de fechas en los informes de los policías para hacer coincidir la data de la muerte con su decisión de culpar al primero que pudieron agarrar, decisiones judiciales tan graves como privar de su libertad a alguien sin ninguna determinación sobre los elementos de convicción, rechazos repetidos de conocer recursos legales y legítimos, culpando al que los hace por defender sus derechos – la lista no es exhaustiva y de lejos.

Cuando, en 2012 detuvieron a Odón como saben hacer los corruptos, tapando con un formalismo jurídico tonto pero eficaz sus fechorías, varias de las personas con quienes he compartido trabajo y fiestas estuvieron trabajando contigo pero no quise meterlos en el caso. Lo único que pedí cuando agarraron a Odón era que hagan posible que no haya influencia política en el caso. “Tengo los argumentos jurídicos” dije ¿verdad, Juanca? Pero los mejores argumentos jurídicos, y los tenemos, no pesan nada cuando interviene un político de tu peso.

Hoy en día, Odón sigue en Chonchocoro, esta vez como condenado y yo vivo con un balde lleno de agua al lado de una de las ventanas rotas de nuestro hogar – tanto se atacaron a los vidrios que no los he reemplazado sino tapado con cartones y madera y no puedo excluir que en una noche serán quemados. No me quejo, mirando a lo que pasa con familias en Siria, Iraq, Gaza…pero me duele ver a mi cuñada sufrir desde hace tantos años, enfermarse cada día más – una mujer que dio durante 29 años tanto amor a los niños de los barrios pobres de La Paz y El Alto. 

Hacer un mundo donde quepan muchos mundos dicen nuestros compañeros zapatistas – Bolivia está en este camino pero a veces se avanza sin mirar lo suficiente hasta dónde va el camino. Tratar de cambiar la justicia permitiendo que se cometen injusticias del tamaño de lo que se hace con el caso Patricia Flores sólo hará que se encaminará hacia una vía sin salida. ¿Te das cuenta que acaban de liberar a un hombre peligrosísimo que volverá a atacar a niñas indefensas el día no muy lejanos en que saldrá de Chonchocoro? Hasta dentro del penal tienen que mantenerlo alejado del contacto con las visitas ya que, hace unos años atrás, logró agarrar a una niña y trató de violarla dentro del penal. 

Todavía hay tiempo – los recursos contra esta locura se están preparando, pero te pido, en el nombre de todo lo que es tan importante para nosotr@s, justicia, paz, libertad, que dejes que los operadores del sistema judicial se pronuncien sobre los argumentos jurídicos, invocando las protecciones de la Constitución Política del Estado que sí valen la pena ser defendidas. 

La compañera Brigitte, esposa de Odón Mendoza hasta que la muerte los separe.