Porque
decidieron tomarlo como “litigio estratégico”.
Una
excelente definición de lo que es un tal litigio, lo da una red para los
derechos de la niñez, el CRIN (Child Rights International Network) : “El
litigio estratégico, también llamado litigio de impacto, involucra la selección
y presentación de un caso ante los tribunales con el objetivo de alcanzar
cambios mayúsculos en la sociedad. Quien inicia un litigio estratégico busca
utilizar la ley como un medio para dejar huella, más que simplemente ganar el
caso en particular.”
Alcanzar
cambios mayúsculos en la sociedad… en nuestras sociedades hay una multitud de
actores sociales, sean partidos, juntas vecinales, comunidades compartiendo su
fe, grupos deportistas y las redes sociales en Internet y todos tienen algo que
ver con cómo evoluciona una sociedad. Entonces, esta pretensión de inducir
cambios en una sociedad mediante el uso de procesos ante los tribunales tiene
dos caras – la hermosa, la que efectivamente permite abrir derechos a grupos
discriminados y la fea, la que vemos en el caso que nos ocupa, en la que un
hombre inocente y su familia se hacen moler por la maquinaría empleada por ONGs
internacionales con dinero y personal capacitado.
No lo
sabíamos en aquel entonces, inicio de 2010, que se habían tomado decisiones
sobre nuestras vidas allá en Bogotá, Madrid, Nueva York y Ciudad de Guatemala,
donde se empezó a "trabajar" en el caso Patricia Flores. No sabíamos que allá,
personas viviendo con buenos sueldos, disfrutando de la vida de clase media
alta, habían decidido que Odón Mendoza tenía que ser condenado para que la
lucha contra la impunidad en casos de violencia sexual, especialmente contra
mujeres y niñas, tenga un avance significativo en América Latina.
Que había y
hay impunidad flagrante, horrenda, injustificable contra las víctimas de
violencia sexual, no lo ponemos en duda, que cada caso es un atropello a toda
la sociedad y que tiene que cambiar, no lo dudamos en lo más mínimo; pero las
decisiones de aquellas personas sobre cómo llevar adelante la lucha para que
cambie todo esto, sí, las cuestionamos y muy fuertemente.
En noviembre
de 2009 había salido el Auto Supremo anulando la condena de Odón Mendoza y
pensábamos entonces que nuestras vidas, por fin, iban a pertenecernos de nuevo,
Odón siendo lavado de la sospecha de haber sido involucrado en un crimen
horrendo, acusación que hacía de nosotros los chivos expiatorios de los males
que sufre una sociedad profundamente desigual.
Hay
seguramente un interés particular para ONGs transnacionales como Women’s Link
Worldwide y redes feministas a nivel internacional para meterse en un caso como
el de la niña Patricia; además del tiempo que había necesitado la justicia
boliviana para llegar a una sentencia de anulación, hay el hecho de que podían
implicar al Estado puesto que la víctima fue encontrada en una de sus escuelas.
Esto permite acusarlo ante instancias internacionales de protección de los
derechos humanos, razón de existir de estas ONGs.
Y, así pasó:
el 17 mayo de 2010 la ONG Women’s Link Worldwide, junto a los bolivianos de
Funderes (una fundación cuyo origen valdría la pena investigar) presentó el
caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, utilizando como
primera mentira la que, supuestamente, la Corte Suprema de Justicia de Bolivia
hubiera “anulado el caso hasta la etapa inicial de investigación, justamente
por las deficiencias que evidencia el proceso, y ordenó reiniciar las
diligencias de investigación respectivas y sancionar a los supuestos
responsables.” [1]
En realidad,
la Corte Suprema anuló la sentencia de Odón por valoración inadecuada de las
pruebas de cargo y descargo, es decir que la autoridad judicial
suprema de nuestro país, al revisar todo lo que se había presentado para
justificar su condena, consideró que la prueba de ADN vale muchísimo más que
todas las invenciones que hicieron policías y fiscales en 1999 para liberarse
de un caso embarazoso. Y, devolvió el caso a la entonces Corte Superior de
Distrito de La Paz para que esta emita un fallo tomando en cuenta dicha prueba.
Es una mentira grosera decir que determinó abrir una nueva investigación.
Si una
prueba de ADN excluye el ADN de una persona, esto significa que no tiene nada
que ver con un hecho – ahora, estas ONGs dijeron públicamente que Odón Mendoza
hubiera, mediante coima, contaminado estas pruebas para que saliera un
resultado a su favor. Cómo él, recluido en la cárcel de máxima seguridad de
Chonchocoro durante todas las investigaciones forenses utilizando la prueba de
ADN, en 1999 – 2000 y 2012 – 2013, hubiera podido “sacar” su ADN de las evidencias
que se estaban analizando en laboratorios de Santiago de Chile, Washington y La
Paz, nadie nos dice. Debe ser mago, Odón Mendoza…
Además, en
el caso sumamente hipotético de que alguien hubiese logrado quitar el ADN de
Odón Mendoza y dejar los de la niña, de José Luis Flores y otros (en el
guardapolvo se encontró ADN de la hermana mayor por ejemplo) que se encuentra
en cantidades infinitesimales, invisibles incluso a los microscopios, esta
persona debería ser un científico de alto perfil y estaría seguramente preciado
como nadie en las mejores universidades del mundo.
Si leemos
entre las líneas lo que Women’s Link Worldwide publica en Internet sobre el
caso, podemos suponer que elaboraron un plan bastante detallado para ganar el
caso, con “contactos” con jueces,
implicando otras ONGs como ser los neófitos de AFFIC o una ONG boliviana,
CIDEM, luchando contra la competencia de otras organizaciones de mujeres en su
área, y posiblemente asegurándose el apoyo mediático mediante regalitos (véase
su metodología “creación de estándares legales” que se aplica al caso Patricia
Flores) [2].
Lo que no
tomaron en cuenta es que Bolivia tiene una larga historia de “luchas
estratégicas”. Tal vez una de las más valientes es la lucha que cinco mujeres
mineras empezaron en la Navidad de 1977 contra la dictadura de Banzer, logrando
con huelgas de hambre derrotar el gobierno de facto de los militares.
La gran
diferencia entre lo que ellas hicieron y lo que hacen las jailonas de las ONGs
con el caso Patricia Flores es que las mujeres de las minas pagaron el precio
con sus vidas, sus cuerpos y su sufrimiento – mientras que Funderes, Women’s
Link Worldwide, AFFIC y CIDEM están sacrificando a un hombre inocente y su
familia desde sus oficinas cómodas. Hermoso es, el mundo (post)neoliberal de
estas ONGs…
Women's Link Worldwide y Funderes presentaron ante el Comité contra la Tortura de la ONU un documento escrito en inglés, para hacer presión sobre el Estado Plurinacional de Bolivia en el caso de la niña Patricia. Hemos analizando su informe y contrastado lo afirmado con los documentos legales del caso.
https://www.dropbox.com/s/s2y3d56lax7burg/Lo%20que%20las%20ONGs%20presentaron%20ante%20el%20CAT.doc?dl=0
Nuestra conclusión: en cuatro páginas demuestran que no les importa manipular los hechos para conseguir su meta - repugnante...
Sin embargo, lo que más nos molesta en su actuar es que, conscientemente o no, están protegiendo a un verdadero verdugo de niñas, hombre que no tiene nada que ver con la escuela – ¿será por esto que se le trata de presentar como inocente ante la opinión pública boliviana?
https://www.dropbox.com/s/s2y3d56lax7burg/Lo%20que%20las%20ONGs%20presentaron%20ante%20el%20CAT.doc?dl=0
Nuestra conclusión: en cuatro páginas demuestran que no les importa manipular los hechos para conseguir su meta - repugnante...
Sin embargo, lo que más nos molesta en su actuar es que, conscientemente o no, están protegiendo a un verdadero verdugo de niñas, hombre que no tiene nada que ver con la escuela – ¿será por esto que se le trata de presentar como inocente ante la opinión pública boliviana?
Al parecer
estas ONGs están olvidando también que no hay solamente la opinión pública
boliviana. Con Internet, el mundo se
volvió una gigantesca opinión pública – que no se olviden que la memoria
virtual es larga, larga…